Fig 1.
A. Tomografía mostrando lesión osea
tumoral en mandíbula inferior. B. Pieza anatómica con diagnóstico anatomo-patológico
de ameloblastoma
(tumor benigno agresivo).
Falckson
describió
por primera vez el ameloblastoma
en 1879 y Guzak
refirió
un tumor
similar
en 1826; sin embargo, no fue hasta 1968 cuando Brocca
describió
un tumor al que nombra ameloblastoma.
Es un
tumor odontogénico
benigno de origen epitelial con estroma fibroso maduro sin ecto-mesénquima
odontogénico.
Se define como un tumor localmente agresivo e infiltrante con alta capacidad de
recidiva. Representa entre 11 y 13% de los tumores odontogénicos
mandibulares y 1% de los tumores y quistes maxilo-mandibulares.
De
crecimiento lento, es más
frecuente entre los 35 y 45 años de
edad; no tiene predilección
por sexo. Se localiza con más
frecuencia a
nivel
de la mandíbula
con respecto al maxilar, el ángulo
y
la rama mandibular junto al área de
los terceros molares son las localizaciones más
afectadas. Radiográficamente
se
presentan como procesos osteolíticos
con aspecto unilocular o
multilocular y en general se observa imagen bien definida con abombamiento de
corticales y rizólisis.
Se distinguen histológicamente
cinco tipos: folicular, desmoplásico,
acantomatoso,
plexiforme y de células
basales.
Fig 2. A. Vista lateral de la
resección tumoral y fijación con una placa de titanio. B. Vista anterior del
peroné vascularizado
adosado a la placa y a la mandibula
proximal y distal.
La mandíbula no reconstruida tiende
a la retrusión
y desviación hacia el lado de la resección. Existe un cambio en los movimientos
mandibulares en los cuales los movimientos previos verticales son reemplazados
por movimientos oblicuos o diagonales controlados por una sola articulación temporomandibular.
Se presenta también una limitación en la movilidad y
fuerza lingual, además del trastorno de la sensibilidad propioceptiva dada por
el nervio dentario inferior.
Se han empleado injertos óseos como
alternativa de reconstrucción de defectos óseos mandibulares
iguales
o menores a 4 cm, ya sean congénitos, por traumatismos, secuelas oncológicas e
infecciosas, los cuales tienen como finalidad restablecer la integridad
anatómica y funcional de una estructura ósea alterada. Al igual que se han
estudiado diversos materiales implantológicos,
sin embargo, estos no poseen la capacidad natural de inducir el proceso de
regeneración ósea, haciendo de ellos unos materiales
biocompatibles
pero inertes,
ya
que no sustituyen las características óseas.
Es así que para defectos
mandibulares mayores a 4 cm, se requiere idealmente de una estructura ósea autóloga
con vascularidad
propia para disminuir al mínimo la reabsorción ósea y hacer más fácil al osteoinducción
del área a reconstruir. El colgajo de peroné fue descrito inicialmente por
Taylor en 1975. Gilbert, en 1979, introdujo un abordaje lateral más simple en
la pierna, siendo el que se utiliza hoy en día. En 1988, Hidalgo comienza a
utilizar este colgajo para reconstrucción mandibular. Así es como desde esa
época, se utiliza este colgajo como una de las principales técnicas
reconstructivas mandibulares.
El colgajo libre de peroné ofrece
grandes ventajas para la reconstrucción mandibular. Una de las más importantes
es la longitud de hueso que nos otorga, aportando un mínimo de 4 cm y un máximo
de 25 cm. Es posible incorporar al segmento óseo una isla de piel para
reconstruir el defecto de partes blandas de la cavidad oral. La piel de la
región, recibe irrigación por ramas septocutáneas
y musculocutáneas
de la arteria peronea; las
cuales suelen ser entre 4 y 7, siendo los vasos musculocutáneos
más numerosos a nivel proximal y las ramas septocutáneas
a nivel distal. La morbilidad es mínima en la zona donante.
Foto 1
Disección y levantamiento de un hueso peroné con su arteria y vena para trasplante en la mandíbula con técnica micro vascular
En foto 1, Dr. Sid Mohamed, cirujano buco maxilo facial acompañado del Dr. Marco Yánez, cirujano de mano y micro cirujano durante la cirugía.
En este reporte se presenta el caso
de un paciente adulto joven, al
que se le realizó una hemi -mandibulectomía,
seguida de la reconstrucción
del defecto óseo con una placa preformada de
titanio y un autoinjerto vascularizado
de peroné
con
técnica microvascular.
El paciente se encuentra en buen estado y en espera del siguiente tiempo
quirúrgico para la restauración de sus piezas dentarias.
Es importante resaltar que el
equipo multidisciplinario es fundamental para el tratamiento de estas
condiciones donde el detalle en el tratamiento representar una diferencia en el
resultado final.
Dr. Marco Yánez
Dr. Marco Yánez
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